27/04/2011
Miguel Á. Noceda
La casualidad -o, a lo mejor, no- ha querido que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, hayan realizado en los mismos días sus respectivas giras por el Oriente asiático, aunque no se han visto. Los dos han estado con su cesta de la compra en busca de inversiones. Zapatero se llevó al titular de Industria, Comercio y Turismo, Miguel Sebastián (“lo que está funcionando bien en este país son las exportaciones, el turismo y las telecomunicaciones, y son competencia de tu ministerio”, le dijo en un reciente Consejo de Ministros mientras se preparaba el viaje), y estuvo acompañado por un grupo de empresarios.
Mientras el presidente vendía las excelencias de España para que China invierta en el sistema financiero español (sobre todo, y polémicas aparte por las cantidades, en las nuevas cajas), firme acuerdos comerciales e industriales y envíe turistas a España, Botín ponía el énfasis en la inmejorable posición del Santander en Latinoamérica, donde las nuevas potencias asiáticas tienen puesto el punto de mira hace tiempo.
Ese es el gran descubrimiento del viaje para Zapatero. Los inversores chinos, además de estar al cabo de la calle de la evolución de la economía española, tienen especial interés por la presencia de empresas españolas en Latinoamérica. Zapatero lo pudo comprobar en los contactos con fondos soberanos en Singapur y en el Boao Forum, en la isla de Hainan, que reúne a los países emergentes del BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y que trata de ser una especie de Davos asiático.
Es decir, que el cruce de España-China (y también otras potencias asiáticas emergentes como Corea del Sur e India) pasa por el Pacífico. Precisamente uno de esos países, Brasil, se convierte en la plataforma ideal para el empeño. Es una oportunidad para el Santander, tercer banco privado en Brasil, que el banquero cántabro no quiere perder. Por eso subrayó el jueves: “Nosotros estamos donde ellos quieren entrar. El Santander es probablemente el único banco en el mundo que puede ofrecer a la vez un gran conocimiento de Latinoamérica y Europa. Somos el socio ideal para las grandes empresas de Asia”.
El mensaje quedó claro. Pero, además del Santander, las principales empresas españolas tienen muy buenos atributos en la región. La tendencia de acuerdos empresariales marcará el próximo futuro. En Latinoamérica hay muchas materias primas y mucha población a la que vender cosas. Y, como se da la circunstancia de que las empresas españolas gozan de una excelente implantación, se convierten en el vehículo perfecto para las entidades de esos países que tienen el dinero.
Además, en los últimos años se han preocupado por abonar sus relaciones con China. En ese sentido, Repsol alcanzó una alianza el año pasado con la china Sinopec por el que esta se queda con el 40% del capital de Repsol Brasil y que continuará con planes de expansión primordialmente en dicho país. Por otro lado, Telefónica ha alcanzado el 9% de China Unicom, la segunda firma del sector del país, y puede ofrecer su condición de firma líder en Brasil para desarrollos futuros de inversiones en el sector. Un 10% del China Development Bank ostenta el BBVA, cuya presencia en Latinoamérica no es en Brasil, sino en México y en Colombia, países en los que los inversores asiáticos están también muy interesados. Y así sucesivamente.
El Santander, por su parte, ha afianzado el acuerdo con China Construction Bank para desarrollar una red de oficinas rurales en el territorio chino. El objetivo del banco, sin embargo, no pasa por entrar en el capital de ninguna entidad bancaria del país. La genética del Santander no se caracteriza por tener participaciones minoritarias y en China esa es la condición de partida. También firmó en Pekín un acuerdo con ZTE, fabricante de teléfonos móviles y de redes de comunicaciones, que contempla asimismo la financiación de la venta de sus productos en Europa y Latinoamérica.
www.elpais.com
Mientras el presidente vendía las excelencias de España para que China invierta en el sistema financiero español (sobre todo, y polémicas aparte por las cantidades, en las nuevas cajas), firme acuerdos comerciales e industriales y envíe turistas a España, Botín ponía el énfasis en la inmejorable posición del Santander en Latinoamérica, donde las nuevas potencias asiáticas tienen puesto el punto de mira hace tiempo.
Ese es el gran descubrimiento del viaje para Zapatero. Los inversores chinos, además de estar al cabo de la calle de la evolución de la economía española, tienen especial interés por la presencia de empresas españolas en Latinoamérica. Zapatero lo pudo comprobar en los contactos con fondos soberanos en Singapur y en el Boao Forum, en la isla de Hainan, que reúne a los países emergentes del BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y que trata de ser una especie de Davos asiático.
Es decir, que el cruce de España-China (y también otras potencias asiáticas emergentes como Corea del Sur e India) pasa por el Pacífico. Precisamente uno de esos países, Brasil, se convierte en la plataforma ideal para el empeño. Es una oportunidad para el Santander, tercer banco privado en Brasil, que el banquero cántabro no quiere perder. Por eso subrayó el jueves: “Nosotros estamos donde ellos quieren entrar. El Santander es probablemente el único banco en el mundo que puede ofrecer a la vez un gran conocimiento de Latinoamérica y Europa. Somos el socio ideal para las grandes empresas de Asia”.
El mensaje quedó claro. Pero, además del Santander, las principales empresas españolas tienen muy buenos atributos en la región. La tendencia de acuerdos empresariales marcará el próximo futuro. En Latinoamérica hay muchas materias primas y mucha población a la que vender cosas. Y, como se da la circunstancia de que las empresas españolas gozan de una excelente implantación, se convierten en el vehículo perfecto para las entidades de esos países que tienen el dinero.
Además, en los últimos años se han preocupado por abonar sus relaciones con China. En ese sentido, Repsol alcanzó una alianza el año pasado con la china Sinopec por el que esta se queda con el 40% del capital de Repsol Brasil y que continuará con planes de expansión primordialmente en dicho país. Por otro lado, Telefónica ha alcanzado el 9% de China Unicom, la segunda firma del sector del país, y puede ofrecer su condición de firma líder en Brasil para desarrollos futuros de inversiones en el sector. Un 10% del China Development Bank ostenta el BBVA, cuya presencia en Latinoamérica no es en Brasil, sino en México y en Colombia, países en los que los inversores asiáticos están también muy interesados. Y así sucesivamente.
El Santander, por su parte, ha afianzado el acuerdo con China Construction Bank para desarrollar una red de oficinas rurales en el territorio chino. El objetivo del banco, sin embargo, no pasa por entrar en el capital de ninguna entidad bancaria del país. La genética del Santander no se caracteriza por tener participaciones minoritarias y en China esa es la condición de partida. También firmó en Pekín un acuerdo con ZTE, fabricante de teléfonos móviles y de redes de comunicaciones, que contempla asimismo la financiación de la venta de sus productos en Europa y Latinoamérica.
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